Lo subjetivo determina la experiencia. El poder de la mente transforma la realidad que vivimos, es una máquina entrenada por la evolución diseñada para prever amenazas, a donde llegan las emociones, ideas y pensamientos. A cada uno de los cuáles debe seguir no una acción/reacción sino una toma de consciencia, para elegir la libertad y no ser marionetas de lo aleatorio.
Ese es uno de los frutos del yoga, aumentar el nivel de consciencia, habilitando poder analizar y después reaccionar. Limitando la reactividad a los pensamientos y emociones (ahí también ayudan las pulseras de yoga).
Desde la perspectiva del yoga, la mente genera toda la realidad que nos rodea y es el sustento de maya* por eso existe la disciplina del pranayama o control del soplo vital, no solo para controlar el prana, también para aquietar la mente de acuerdo a los Yoga sutra de Patanjali.

El rey Janaka indica en el Astavakra Gita: "He encontrado al ladrón que me había estado arruinando durante mucho tiempo. Ahora le trataré sumariamente. Entonces seré feliz".
Comenta también Sri Ramana Maharshi en sus conversaciones***; en referencia a los estados de sueño y vigilia: "Le parecen reales solo a la mente. El 'yo' del sueño se desvanece pronto; entonces otro 'yo' habla del sueño. Ambos 'yo' son irreales. Ahí el substratum de la mente continúa todo el rato, haciendo surgir muchas escenas. Con cada pensamiento surge un 'yo' y con su desaparición ese 'yo' desaparece** también. A cada momento nacen y mueren muchos 'yos'. La mente que subsiste es el problema real. Ese es el ladrón según Janaka. Encuéntrelo y será feliz"
Es desde el yoga y el aquietamiento de la mente (con la práctica diaria: asana, pranayama y meditación) que seremos capaces de establecer la base de libertad necesaria para el viaje hacia el descubrimiento del Sí Mismo.
Tú no eres tu mente.
Hari om tat sat!